La torre de Circuïruohm

Fue edificada en la Guerra del Odio por Sinak, Zhogs, Elnar y Arhuatz. Fue uno de los últimos Bastiones en el territorio de Zailegaht en el Reino Sinak de Karn-Cu. Varios centenares de enemigos (se calculan más de diez mil) entre Ur, Sagil, Shadra y Droül atacaron la torre de Circuïruohm con el propósito de conseguir un objeto custodiado en la torre más alta.
La construcción se elevaba sobre un acantilado de más de doscientos metros de profundidad, y como acceso una sola entrada; lo que la hizo prácticamente inexpugnable. Siete torres se elevaban sobre sus muros, pero la más alta y principal alcanzaba los cien metros. El custodio de la torre era un poderoso hechicero Sinak de una orden olvidada, se llamaba Odlilan Voêlexïne.
La torre fue defendida con uñas y dientes. En el momento del ataque se calcula que había unos mil Sinak en el interior de las murallas que, según cuentan las leyendas, gastaron todos sus proyectiles y continuaron disparando con las flechas y saetas enemigas que les lanzaban. Un escuadrón de Darzle, capitaneados por un poderoso líder, Zhauk, lucharon con valor, aunque no sobrevivió ninguno. Los Zhogs y Elnar que quedaron atrapados en la batalla eran viajeros o comerciantes que se organizaron para la lucha por la supervivencia. Hicieron acopio de valor y recibiendo órdenes de dos líderes elegidos, Ferune y Ahc-Ul, que defendieron el sitio hasta caer junto al resto. Por último, destacar a los 102 Arhuatz, entre ellos Centok Edil, hijo del rey Uân Ginê. Luchó codo con codo hasta que todos perecieron. Como último recurso, Odlilan Voêlexïne hizo volar por los aires las siete torres destruyendo a los pocos enemigos que aún quedaban en pie, perdiéndose el objeto que custodiaba más centenares de reliquias que según cuentan siguen perdidas en las oscuras simas. Otros afirman que hubo una lucha entre hechiceros y eso fue lo que hizo colapsar las torres.
Desde entonces nadie ha pisado esas tierras a excepción del día del año que conmemora la desafortunada contienda donde muchas de las razas, tanto atacantes como defensores, se reúnen en silencio tras una larga peregrinación para honrar a sus caídos.