El mundo de Menoïch
Ganguär

El idioma Ganguär es el hablado por los Gangu Hil y las Gangu Tul. Es un caso muy parecido con los Fenop, ya que también es muy raro que esta raza salga fuera de su hábitat. Por el contrario, los Gangu aprenden el idioma Menoïac con presteza y son muy rápidos en asimilar más idiomas.

Sho-Gulho

Traducido como la «tercera sangre de Savia real». Fortaleza situada en Zailegaht, en el antiguo continente de Sareok. Fue regentada por la tercera casa dinástica de los Gangu Hil, la única casa noble de esta raza que se enfrentó ante Lean-ha. Eran guerreros orgullosos descendientes del líder Ahc-Gab de los Gangu Hil. Por desgracia esa línea se perdió cuando cayeron en combate ya que nadie se rindió. Cuando Etruok e Ïnakare reconquistaron la fortaleza, dieron sepultura a todos los restos desperdigados en las cárceles y bodegas. Actualmente está en ruinas, aunque se dice que lo siguen custodiando descendientes de las familias, niños en su mayoría demasiado jóvenes para luchar, que pudieron huir dejando atrás a sus guerreros.

Krogien

El azar se mostró caprichoso con los Krogien ya que no se beneficiaron de la belleza de los Gangu Hil. En cambio, su fuerza y vigor aumentó evolucionada en poderosos brazos y piernas en un cuerpo lleno de vello color blanco. 

Poseen ojos negros adaptados a todo tipo de climas al igual que su piel que cambia de color dependiendo de la zona podemos encontrar de color parduzco o verdoso en los bosques y pantanos, así como ámbar cerca de los terrenos desérticos, aunque no son raza que soporte bien el clima cálido, sintiéndose mucho más a gusto en el frío o árticos.

Su tez está desprovista de vello, pero poseen una dureza extrema siendo su parte más dura y resistente. Tienen una gran boca sin embargo su nariz es pequeña y chata. No son una raza bélica, pero pueden mostrarse agresivos si su terreno está comprometido o invadido. 

Su sociedad es compleja y no dada a materias como la lectura o el arte, si bien siguen estrictamente a su líder o cacique elegido por su sabiduría y buen hacer. A diferencia de los Gangu Hil, los Krogien son hermafroditas pudiéndose reproducir sin necesidad de otra pareja.

Ilustrador: Desconocido Fuente http://www.mundogump.com.br

Neh-Gu

De entre todas las nuevas razas son las más raras y sorprendentes que pueden existir. El hecho de que haya una unión es más que improbable, ya que los Zhogs evitan viajar a zonas de Gangu Hil; no es la primera vez que son hechizados y hechos prisioneros, por otro lado, es más raro todavía que una Gangu Tul se fije en un Zhogs. Aun así, hay casos de mestizaje entre ambos dando una mezcla especial. Poseen los atributos y cánones de belleza de las descendientes de las Gangu Tul o los Gangu Hil y las habilidades de los Zhogs. Hay una pequeña posibilidad que mantengan las habilidades especiales de los Gangu Tul o Gangu Hil.

Gangu Nehar (Neh-Gu)

Gangu Nehar o Neh-Gu:
De todas las razas que se pueden unir con los Zhogs, los Gangu Hil y Gangu Tul se sienten atraídos con ciertos aspectos, entre ellos: la belleza, la sabiduría (más importante para ellos que la belleza ya que asienta la base de la razón) y, por último, y más significativo: el carisma, ya que de él nace el carácter.

Gangu Tul

Sin duda las criaturas femeninas por las que cualquiera daría su vida por el hechizo embriagador de su belleza. Habitan las zonas más apartadas de los bosques, en grandes praderas y en lagos de aguas cristalinas que les recuerdan donde nacieron. Hechizan con su mirada a curiosos que husmean en sus territorios o intentan hacerles daño. De naturaleza pacífica han sido, sin quererlo, responsables de disputas y peleas por conseguir el corazón de pretendientes y amantes. Pero no es del todo cierto que estos seres estén libres de caer presa del mismo hechizo. Cuentan las leyendas que un Zhogs cautivó a una Gangu Tul, según dicen el atractivo joven era un guerrero consumado y valiente aventurero; se enamoró tan perdidamente del muchacho que abandonó el hogar donde vivía para unirse a él. Esto es un gesto de lo más extraño para estas criaturas, ya que su vida está ligada a la tranquilidad de su morada.

Aspecto:

De formas humanoides, miden entre metro sesenta y metro ochenta. Su hermosura roza la perfección y sus grandes ojos son la clave de su hechizo. Poseen un largo cabello de color rubio o castaño claro y en raras ocasiones Negro; los ojos varían entre negros, azules, grises, verdes, ocres, púrpuras y dorados. Son grandes nadadoras y pueden respirar bajo el agua, además de hablar con los animales acuáticos. Tienen el don de ver el futuro, habilidad que debe ser entrenada bajo una seria disciplina. Muchos reyes o poderosos señores buscan sus consejos en el corazón de sus dominios, mas ellas no ansían nada de lo que se le ofrece, desechando el poder, la codicia y la avaricia.

Aku-Gram Hi

Primer libro de la creación

Lhoïok, Dios soberano de la creación, tuvo un pensamiento que al instante se materializó en un planeta sin vida y sin luz. Lhoïok lloró porque el pensamiento había creado un mundo sin explicación; no se podía decir que estaba allí porque no se veía, pero no se negaba su existencia ya que su presencia era la de Lhoïok. Pensó y halló una solución: buscar de entre sus sueños una ilusión, para que Menoïch, pudiera ser visto y sentido a la vez, para que los demás vieran con envidia que Lhoïok seguía siendo el señor de la máxima creación. 

Pero no era completamente admirado. Aon-ha, soberano y señor del odio, de la destrucción y la envidia, descubrió los planes de Lhoïok de crear algo puro. De la indignación, el universo se tiñó de oscuridad. La oscuridad de Aon-ha. El Dios de la creación tras mucho buscar encontró algo que no pudo definir, algo que de entre sus mil sueños era único, algo que no podía explicar mas al soñarlo vio que era bueno y sus lágrimas distribuidas por millones de puntos sobre la oscuridad de Aon-ha se tornaron brillantes de alegría iluminando todos los rincones sin fin del universo. Aon-ha estalló de rabia.

El sueño fue materializado en algo palpable. En él brillaba la fuerza de mil constelaciones, de mil deseos diferentes, todos buenos. Lhoïok lo lanzó con su esencia de bondad contra Menoïch para que fuera puro y perfecto. Pero el señor de la destrucción acumuló toda su ira en forma de negro cometa y lo lanzó con toda su esencia de maldad contra Menoïch. De repente se cruzaron antes de tocar sobre lo que tendría que haber sido puro y bueno. Una gran explosión absorbió a las dos divinidades al interior de Menoïch, fundiéndose en una, compartiendo un sueño que durará hasta que el mundo deje de soñar. Sus cuerpos quedaron en el espacio invisible ante ojos mortales o divinos, esperando a que el día llegue y que el sueño termine.

De la gran explosión surgieron fragmentos de sueños que se hicieron realidad. Uno, el más grande, se alojó en Menoïch y el mundo cambió. Otro se fue para las estrellas y en llamas estalló, creando a Shaik, el sol, alimentando con su luz y su calor. Otros, gemelos los dos, se alejaron uno del otro y las lunas se crearon: Naegab, blanca una como nácar y la otra era Naêmk, fría y azul. De la más grande, Menoïch, cinco elementos salieron, tierra, mar, fuego, aire, y del último no se habló, puesto que del sueño de Lhoïok y Aon-ha se trata. Aquel sueño no murió, porque dicho está en el firmamento, que algún día Lhoïok y Aon-ha, los dos, del inicio y del final se hablaría y que la batalla nunca terminó.


La Llamada  

Cuando todo ocurrió, vino un gran silencio. Pasaron interminables ciclos de tiempo hasta que fue escuchado el silencio que actuó como llamada para los Dioses soberanos. Tres vinieron; eran entidades superiores, Dioses para muchos de los mortales, para otros iguales, aunque no inferiores, mas su poder estaba muy por debajo de los Soberanos que ahora dormían: Clauok, Divinidad suprema del Bien y guardián de puertas de Zlecuria; Lean- ha Dios supremo de la Maldad y portador de la llama negra de Narnaetok; y, por último, y no menos poderoso, Anoïk señor de la Guerra, guardián de La Balanza de Zhasluon y Juez del equilibrio Eterno.

Al llegar vieron a Menoïch de una forma que no podrá ser vista jamás, en su máximo esplendor. A los ojos de las divinidades, fuera de cualquier ojo mortal, Menoïch manaba poder por todas partes, pero era así como lo veían ellos, ninguna persona podría describir lo que fue, antes se ahogaría en sus propias palabras al intentar ni siquiera explicar un ápice de luz de la creación.

La Luz de la Creación, un poder fuera de lo corriente y limitado para todos excepto las divinidades Soberanas y el Dios Ën, el Único, debe ser utilizado con sabiduría y conocimiento. Lo que se pretende es crear, no destruir, aunque en esta ocasión el sueño se convirtió en pesadilla para muchos.

Las tres divinidades contemplaron durante mucho tiempo, pero ¿Quién lo había creado? Miraron a su alrededor y vieron una interminable sucesión de estrellas infinitas en el universo imperecedero, un espectáculo digno para una entidad. Anoïk decidió comunicarle a Ën del sorprendente hallazgo. Fue a su búsqueda; tardarían cientos de años en volver.

El tiempo pasó, el silencio llegó a oídos de otros. Esta vez aparecieron dos nuevas divinidades. Éstas, independientes a los rangos celestiales, mantenían una fuerte alianza con las fuerzas del universo. Llegaron las dos, Vuêk-va y Enistîa y se maravillaron de lo que vieron y sintieron, una multitud de colores y poderes que se podían tocar y saborear, se sintieron atrapadas como un insecto a la tela de una araña, en verdad el inicio de la creación fue algo que pocos sintieron. 

Vuêk-va, entidad de la naturaleza viviente, fue seducida por el poder de Menoïch mas vio que había desequilibrios entre los elementos de vida, sobre todo sobre el elemento del Espíritu; su poder era inmenso y fluía de todas partes, pero sobre todo de un ser que caminaba por terrenos que nadie antes había pisado, cuya única pertenencia consistía en una túnica carcomida por el fuego, pero a su vez limpia y fría como el hielo. Las demás divinidades no le dieron respuestas que pudieran satisfacer a la poderosa señora de la naturaleza, pero le dijeron que si quería mandar sobre dichos elementos antes debería demostrar pleitesía a los Dioses supremos que allí había. Difícil decisión, ya que ganas tenía y sin pensar más en errante o caminante accedió a demostrar obediencia.

Enistîa Diosa de la magia vio un poder al cual podía dar forma ¡y que forma! Podía crear y destruir, alterar e invocar, un poder fuera de los límites de lo conocido y ahora la oportunidad a sus pies, tal vez jamás volvería a sentir o soñar una creación así, tal vez ésta era la oportunidad; y sin más, accedió también la poderosa señora a rendir respeto… Pero no todos ellos eran ignorantes de la auténtica verdad: el señor del Mal Lean- ha sabía de Aon-ha y de los planes que incluía desbaratar la creación de Lhoïok. Ocultó esa verdad para que nadie lo supiera. Así traicionó a Aon-ha; él quería el poder absoluto y lo extraería de Menoïch, escudriñando en las entrañas de los Dioses soberanos.