Dargär
El idioma Dargär es el hablado por las razas Dargarae: Darla Aku Uln, Darnis y los Darzle. Pueden hablar otros idiomas, pero el resto de razas no puede aprender su complicada fonética por graznidos, gorjeo, trino, pero sí entenderla.
El idioma Dargär es el hablado por las razas Dargarae: Darla Aku Uln, Darnis y los Darzle. Pueden hablar otros idiomas, pero el resto de razas no puede aprender su complicada fonética por graznidos, gorjeo, trino, pero sí entenderla.
Si hablamos de los Sizna de la rama Dargarae nos encontramos con una leyenda y mitología englobada en sí misma. Los Darla Aku Uln lideran este grupo misterioso y poco habituado a mezclarse con el resto de los hijos de Truak o los mismo Sizna.
Se cuenta que después de la Noche de la Vil Oscuridad, los Grîmtean, vagaron por los cielos sin rumbo hasta que llegaron a una zona remota al Noreste. Allí hallaron en el aire montículos de tierra que se mantenían en suspensión por una magia desconocida. Cualquier intento de llevárselas era inútil ya que estaban ancladas por fuerzas poderosas, pero algo pasó en aquellas tierras allende los mares para que se ganaran el favor de una entidad que les otorgó el don de crear y mantener esta masa de tierra o minerales en los cielos a voluntad. Así fue como se llevaron una gran roca donde ubicaron su hogar, así como el de los Kotelnuk y Bru Shatha. Su ubicación es imprecisa, pero se cuenta que viven cerca de Anad.
Ilustrador: Desconocido Fuente: https://www.pinterest.es/pin/369365606924059784/
Aspecto:
Guardan similitud con los Darla Aku Uln excepto por el plumaje de color negro azabache. Son más delgados y menos robustos, pero sus huesos, a la par de huecos, son más resistentes y fuertes, difícilmente los pueden romper o dañar. Tienen dos alas y las mismas capacidades que su reverso cambiando su habilidad en la forja por su pasión por la joyería y maestría en crear bisutería.
Aun siendo parientes de los Darla Aku Uln y de los Darnis, son muy diferentes de sus hermanos. Poderosas aves de caza y sabias a la hora de tomar decisiones y buscar alianzas. Son enemigos de los Drakgorak, aunque en situaciones desesperadas han pactado treguas. Son hechiceros por naturaleza y poseen poderes telepáticos. Habitan en todas partes de Menoïch, pero sobre todo en las montañas más altas. Son amantes de la naturaleza y entablan amistades con otras razas. Un claro ejemplo es la amistad con los Sinak. Algunos de los Darzle acceden a ser montados por jinetes, eligiendo a su compañero de armas con quien crea un vínculo único.
Aspecto:
Los Darzle son grandes aves de tres metros de altura y ocho de envergadura; sus cuatro alas tienen plumas de un color oro viejo reluciente si le tocan los rayos del sol. Su pico de color marrón y blanco lo utilizan para comer tanto carne como vegetales. Sus cuatro garras, dos delanteras y dos traseras de poderoso tamaño, son utilizadas para agarrar con fuerza a la presa y sus afiladas uñas atraviesan carne y hierro.
Estas aves son muy inteligentes, por encima de la media de un Darla Aku Uln, y pueden comunicarse en varios idiomas, además de utilizar telepatía a corta distancia. Son muy buenos cazadores y su habilidad para el lanzamiento de conjuros es envidiable para muchos hechiceros. Al igual que sus parientes Darla Aku Uln habitan en Cergala y rara vez se lanzan a la aventura.
Aspecto:
Sus plumas son de un color rojo fuego en todo el cuerpo excepto el extremo superior de la cabeza. Tres plumas de diferentes colores, dependiendo de la edad y el sexo, surgen largas y elegantes: rojas en su adolescencia, verde esmeralda en su madurez y ocre en su edad adulta hasta la vejez. El pico, de color rojo más intenso termina en semicírculo, dotado por minúsculos y afilados dientes que utiliza para comer tanto vegetación como carne.
Se dice que cuando el malvado Nox Aonae atacó su hogar, los Darla Aku Uln fabricaron armaduras artesanales de una exquisitez abrumadora llamadas Afaranil: pequeñas fibras de acero flexible invadían todo el peto y parte de las alas, pudiendo así defenderse de las envenenadas flechas enemigas y permitiéndoles lanzar conjuros sin ninguna molestia.
Ilustrador: ver firma. Fuente https://twitter.com/i_lokey/status/1000663744907653120
La rama Dargarae se elevaba majestuosa hacia la copa del gran árbol sosteniendo el peso occidental; no tardó en surgir vida entre sus bifurcaciones y ramas auxiliares. De ellas nacieron los Darla Aku Uln, Darnis y los Darzle.
Lhoïok, Dios soberano de la creación, tuvo un pensamiento que al instante se materializó en un planeta sin vida y sin luz. Lhoïok lloró porque el pensamiento había creado un mundo sin explicación; no se podía decir que estaba allí porque no se veía, pero no se negaba su existencia ya que su presencia era la de Lhoïok. Pensó y halló una solución: buscar de entre sus sueños una ilusión, para que Menoïch, pudiera ser visto y sentido a la vez, para que los demás vieran con envidia que Lhoïok seguía siendo el señor de la máxima creación.
Pero no era completamente admirado. Aon-ha, soberano y señor del odio, de la destrucción y la envidia, descubrió los planes de Lhoïok de crear algo puro. De la indignación, el universo se tiñó de oscuridad. La oscuridad de Aon-ha. El Dios de la creación tras mucho buscar encontró algo que no pudo definir, algo que de entre sus mil sueños era único, algo que no podía explicar mas al soñarlo vio que era bueno y sus lágrimas distribuidas por millones de puntos sobre la oscuridad de Aon-ha se tornaron brillantes de alegría iluminando todos los rincones sin fin del universo. Aon-ha estalló de rabia.
El sueño fue materializado en algo palpable. En él brillaba la fuerza de mil constelaciones, de mil deseos diferentes, todos buenos. Lhoïok lo lanzó con su esencia de bondad contra Menoïch para que fuera puro y perfecto. Pero el señor de la destrucción acumuló toda su ira en forma de negro cometa y lo lanzó con toda su esencia de maldad contra Menoïch. De repente se cruzaron antes de tocar sobre lo que tendría que haber sido puro y bueno. Una gran explosión absorbió a las dos divinidades al interior de Menoïch, fundiéndose en una, compartiendo un sueño que durará hasta que el mundo deje de soñar. Sus cuerpos quedaron en el espacio invisible ante ojos mortales o divinos, esperando a que el día llegue y que el sueño termine.
De la gran explosión surgieron fragmentos de sueños que se hicieron realidad. Uno, el más grande, se alojó en Menoïch y el mundo cambió. Otro se fue para las estrellas y en llamas estalló, creando a Shaik, el sol, alimentando con su luz y su calor. Otros, gemelos los dos, se alejaron uno del otro y las lunas se crearon: Naegab, blanca una como nácar y la otra era Naêmk, fría y azul. De la más grande, Menoïch, cinco elementos salieron, tierra, mar, fuego, aire, y del último no se habló, puesto que del sueño de Lhoïok y Aon-ha se trata. Aquel sueño no murió, porque dicho está en el firmamento, que algún día Lhoïok y Aon-ha, los dos, del inicio y del final se hablaría y que la batalla nunca terminó.
Cuando todo ocurrió, vino un gran silencio. Pasaron interminables ciclos de tiempo hasta que fue escuchado el silencio que actuó como llamada para los Dioses soberanos. Tres vinieron; eran entidades superiores, Dioses para muchos de los mortales, para otros iguales, aunque no inferiores, mas su poder estaba muy por debajo de los Soberanos que ahora dormían: Clauok, Divinidad suprema del Bien y guardián de puertas de Zlecuria; Lean- ha Dios supremo de la Maldad y portador de la llama negra de Narnaetok; y, por último, y no menos poderoso, Anoïk señor de la Guerra, guardián de La Balanza de Zhasluon y Juez del equilibrio Eterno.
Al llegar vieron a Menoïch de una forma que no podrá ser vista jamás, en su máximo esplendor. A los ojos de las divinidades, fuera de cualquier ojo mortal, Menoïch manaba poder por todas partes, pero era así como lo veían ellos, ninguna persona podría describir lo que fue, antes se ahogaría en sus propias palabras al intentar ni siquiera explicar un ápice de luz de la creación.
La Luz de la Creación, un poder fuera de lo corriente y limitado para todos excepto las divinidades Soberanas y el Dios Ën, el Único, debe ser utilizado con sabiduría y conocimiento. Lo que se pretende es crear, no destruir, aunque en esta ocasión el sueño se convirtió en pesadilla para muchos.
Las tres divinidades contemplaron durante mucho tiempo, pero ¿Quién lo había creado? Miraron a su alrededor y vieron una interminable sucesión de estrellas infinitas en el universo imperecedero, un espectáculo digno para una entidad. Anoïk decidió comunicarle a Ën del sorprendente hallazgo. Fue a su búsqueda; tardarían cientos de años en volver.
El tiempo pasó, el silencio llegó a oídos de otros. Esta vez aparecieron dos nuevas divinidades. Éstas, independientes a los rangos celestiales, mantenían una fuerte alianza con las fuerzas del universo. Llegaron las dos, Vuêk-va y Enistîa y se maravillaron de lo que vieron y sintieron, una multitud de colores y poderes que se podían tocar y saborear, se sintieron atrapadas como un insecto a la tela de una araña, en verdad el inicio de la creación fue algo que pocos sintieron.
Vuêk-va, entidad de la naturaleza viviente, fue seducida por el poder de Menoïch mas vio que había desequilibrios entre los elementos de vida, sobre todo sobre el elemento del Espíritu; su poder era inmenso y fluía de todas partes, pero sobre todo de un ser que caminaba por terrenos que nadie antes había pisado, cuya única pertenencia consistía en una túnica carcomida por el fuego, pero a su vez limpia y fría como el hielo. Las demás divinidades no le dieron respuestas que pudieran satisfacer a la poderosa señora de la naturaleza, pero le dijeron que si quería mandar sobre dichos elementos antes debería demostrar pleitesía a los Dioses supremos que allí había. Difícil decisión, ya que ganas tenía y sin pensar más en errante o caminante accedió a demostrar obediencia.
Enistîa Diosa de la magia vio un poder al cual podía dar forma ¡y que forma! Podía crear y destruir, alterar e invocar, un poder fuera de los límites de lo conocido y ahora la oportunidad a sus pies, tal vez jamás volvería a sentir o soñar una creación así, tal vez ésta era la oportunidad; y sin más, accedió también la poderosa señora a rendir respeto… Pero no todos ellos eran ignorantes de la auténtica verdad: el señor del Mal Lean- ha sabía de Aon-ha y de los planes que incluía desbaratar la creación de Lhoïok. Ocultó esa verdad para que nadie lo supiera. Así traicionó a Aon-ha; él quería el poder absoluto y lo extraería de Menoïch, escudriñando en las entrañas de los Dioses soberanos.