Son criaturas de procedencia incierta si bien se cree que Phaiak, la señora de la discordia y el dolor, los trajo de la dimensión Uk o sombra. Poseen la habilidad de captar la desesperación como si fuesen alimañas sedientas de desdicha. Cuando descubren a alguien se adhieren como las garrapatas a su espalda volviéndose invisibles ante los ojos de quien les rodea. No se nutren de lo negativo, más bien lo contrario, despojando a su anfitrión de toda alegría hasta que lo llevan a la desesperación y termina quitándose la vida. Cuando logran este objetivo saltan a otro anfitrión.
Los Lixgorae son mensajeros sagrados. Se cree que proceden de la dimensión Tok o plano de la luz, si bien es seguro que no son hijos de Truak o de Maëchand. Viven en Zlecuria; son esquivos en los tratos con el resto de razas salvo excepciones o por designio divino. Su aspecto varía al igual que el color de su piel aunque guardan cierta similitud física con los Zhogs.
Seres de terrible fuerza, pero poco intelecto, de ahí que su inmenso cuerpo no coincida con su diminuta cabeza alargada y nariz chata con dos pequeños ojos negros y una boca igualmente diminuta. Son siervos y guardianes de los Utûro, que trabajan tanto como de guardaespaldas como para transportar bienes o buscar materiales en el subsuelo del mundo. Son muy torpes y sus movimientos son lentos y pesados, pero pueden acarrear con grandes cargas sin descanso durante días. Poseen piernas muy fuertes y sus brazos y manos pueden arrancar un árbol de cuajo, cosa que no harán por propia voluntad, ya que su intelecto es muy primitivo.
De aspecto humanoide, presentan dos largas extremidades inferiores a modo de piernas sin pies que aguantan un torso y abdomen hinchado. Cuatro largos brazos articulados por tres segmentos le dan una flexibilidad irreal, terminadas en cuatro dedos igual de delgados y frágiles. Su cabeza esta desprovista de vello mas sus ojos son negros sin párpados y en lugar de nariz y boca poseen unas ventosas rojizas que utilizan tanto para comer o respirar. Su cuerpo es grisáceo con manchas más oscuras en su vientre, torso y espalda y moteadas en las extremidades se alojan cientos de lunares de color marrón entre claro y oscuro. Las piernas no hacen ninguna función en sí y no aguantan peso alguno ya que los Utûro tienen la facultad de levitar, delegando a un segundo plano a las extremidades sin fuerza y prácticamente atrofiadas.
Poseen el don de la telepatía. Viven en grupos en cavernas y lugares abandonados donde realizan macabros juegos que consisten en hacer prisioneros a los incautos viajeros sumiéndoles en un profundo letargo del cual no despiertan a no ser por la muerte del Utûro. En este estado las víctimas son inducidas en una prisión del subconsciente donde estas criaturas pueden gobernar a placer, creando un vínculo simbiótico entre víctima y Utûro. En este lugar imaginario crean un mundo aparte donde son puestos a prueba en terroríficos juegos de competición con otros prisioneros, creando una red de pensamientos que unen a todas las víctimas con sus verdugos. El cuerpo queda en hibernación, consumiendo muy poca energía y recursos, una agonía que se puede prolongar en años, que suele acabar en muerte para el reo.
Aún se documentan extrañas criaturas que no han podido ser catalogadas en su origen. Cuando el árbol de Truak surgió, las raíces excavaron hondo y se cuenta que múltiples criaturas se pudieron generar de este milagro. Es cierto que muchos de los mamíferos, reptiles y demás seres que habitan la fauna de Menoïch son creación directa de la simiente o por el árbol, de Truak. Por desgracia no se ha recogido más documentación relacionada a estas leyendas y los pocos ejemplares se han quedado en el olvido o esperan ser descubiertas. A continuación, describiremos ciertos seres que han sido reconocidos por multitud de testigos que o bien los han visto o han interactuado con ellos: